Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Estas poden ser as estrofas máis desgarradoras poema “Las abarcas desiertas” de Miguel Hernandez, que relatan unha situación que por desgraza volve a ser real. Emporiso, ademais de pola súa beleza, cremos necesaria a súa lectura e reflexión co alumnado. E sobre todo, non mitificar en exceso, nin potenciar desde a escola o consumismo que invade estas datas.
A ilustración foi tomada do senlleiro blog Bibliopoemas. E para quen guste del, pode escoitalo na voz de Joan Manuel Serrat.
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.
Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.